Vacunación

La vacunación es un pilar fundamental en la salud de todas las personas en distintas etapas de la vida. Desde la infancia hasta la vejez, las vacunas protegen contra enfermedades graves y contribuyen a la salud individual y colectiva. Su impacto trasciende generaciones, asegurando un futuro saludable para toda la comunidad.

Las vacunas incluidas en el esquema nacional de vacunación, son gratuitas para todos los niños menores de 6 años de edad. Para tener acceso a ellas, pueden dirigirse al punto de vacunación más cercano.

Las vacunas incluidas en el esquema nacional de vacunación son seguras y eficaces, Los efectos adversos que presentan las vacunas son leves y pasajeros.

No olvide llevar el carné de vacunación si por alguna razón no lo tiene, debe acudir al punto de vacunación más cercano para que se revise su caso de manera particular.

Mujeres embarazadas y adultos mayores deben vacunarse para proteger su salud y prevenir complicaciones. La vacunación es crucial para su bienestar.

Si usted se encuentra en un departamento distinto al Valle del Cauca, Cauca, Nariño o Putumayo y requiere más información sobre los puntos de vacunación, le invitamos a consultar el directorio nacional de los puntos de vacunación proporcionado por el Ministerio de Salud.

Conoce más acerca de las vacunas

¡Descubre más sobre las vacunas y su importancia en la salud pública! Las vacunas son una herramienta fundamental para prevenir enfermedades y proteger a la comunidad.

¿Qué son las vacunas?
¿Son seguras las vacunas?
¿Por qué debo guardar y cuidar el carné de vacunación?
¿Por qué debo vacunar a mi hijo?
¿Tienen las vacunas efectos secundarios?
¿Contra qué enfermedades me protegen las vacunas?

Vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH)

El virus del papiloma humano (VPH) es un grupo de más de 200 virus relacionados, divididos en dos grupos de transmisión sexual: de bajo y alto riesgo. Los VPH de alto riesgo, como el VPH16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58 y 59, son los responsables de causar cáncer, especialmente el cáncer de cuello uterino, siendo los VPH16 y VPH18 responsables del 70% de los casos a nivel mundial. Por otro lado, los VPH de bajo riesgo, como el VPH6 y VPH11, causan la mayoría de las verrugas anogenitales. Es importante tener en cuenta que las mujeres pueden infectarse con varios tipos de VPH simultáneamente, y la infección persistente por estos virus puede llevar al desarrollo de lesiones precancerosas y cáncer cervical.

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Su contagio es a través del contacto de piel a piel; sin embargo, también se puede transmitir al tener sexo vaginal, anal u oral con una persona que tiene el virus. La infección por VPH del tracto anogenital es la infección de transmisión sexual (ITS) más frecuente en todo el mundo.

El uso de condón durante toda la relación sexual ayuda a prevenir la infección por VPH pero no ofrece una protección total porque no cubre toda la piel de la zona genital.

El VPH resiste a disecación y desinfección logrando sobrevivir por largo tiempo en la superficie de objetos. Por lo tanto, puede ser transmitido por medio de objetos o materiales infectados. También puede ser transmitido incluso por contacto directo con heridas y abrasiones y, en raros casos, de madre a hijo durante el parto.

El VPH está presente en todos los climas y en todas las estaciones del año.

Casi todas las personas sexualmente activas se infectarán por VPH en algún momento de sus vidas. La primera infección suele producirse poco después de iniciar la vida sexual.

Cualquier persona puede infectarse sin importar el sexo, la identidad de género ni la orientación sexual. También puede ser transmitido en relaciones monogámicas.

Personas inmunocomprometidas, incluyendo aquellas infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), tienen más posibilidades de tener infecciones persistentes con rápida progresión a cáncer.

La mayoría de las personas no presentan ningún síntoma por la infección por VPH. El sistema inmunológico por lo general elimina el VPH del cuerpo en uno o dos años.

Sin embargo, algunos VPH causan diferentes tipos de lesiones en hombres y mujeres que van desde verrugas en el ano y los genitales, hasta cáncer de cuello de útero, ano, vulva, vagina, de boca/garganta y de pene.

La mejor manera de prevenir la infección por VPH, así como las complicaciones y los cánceres que causa, es vacunarse, de preferencia antes de iniciar la vida sexual para que la vacuna garantice la protección antes del contacto con el virus por esta vía.

El cáncer cervicouterino puede prevenirse en gran medida mediante una combinación de dos estrategias preventivas: la vacunación contra el VPH (prevención primaria) y el tamizaje y tratamiento temprano del cáncer de cuello de útero (prevención secundaria).

Para prevenir el cáncer cervicouterino se recomienda que las mujeres sean examinadas mediante una prueba de alta precisión como mínimo una vez a los 35 años y una vez más a los 45 años. Estas pruebas pueden detectar precozmente cambios precancerosos en el cuello del útero que pueden ser tratados evitando que se desarrolle el cáncer cervical.

La vacuna contra el VPH se puede administrar a partir de los 9 años. Se recomienda la vacunación para todas las personas hasta los 26 años. Aquellas personas adultas mayores de 27 años deben consultar a su IPS primaria para recibir esta vacuna, siguiendo las directrices establecidas por el médico tratante.

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El Grupo de Expertos de Asesoramiento Estratégico (SAGE) sobre inmunización de la OMS en su documento de posición de diciembre de 2022 recomienda como esquema opcional la posibilidad de recibir una única dosis; a su vez, el Grupo Técnico Asesor (GTA) sobre enfermedades prevenibles por vacunación de la OPS (mayo 2023), recomienda a los países garantizar que todas las niñas de entre 9 y 14 años reciban al menos una dosis de la vacuna contra el VPH.

Las personas inmunodeprimidas, incluidas las que tienen VIH, deben recibir tres dosis si es posible, y si no, al menos dos (con un intervalo de 6 meses). Los Ministerios de Salud en cada país son los que deciden (con soporte de los Comités de Asesoramiento Técnico Nacional sobre Inmunización NITAG) las políticas de vacunación que se siguen a nivel poblacional en sus respectivos países.

Se ha demostrado que recibir la vacuna contra el VPH entre los 9 y 14 años, antes de que inicien la vida sexual y estén en contacto con el virus, es más eficaz para proteger la salud de las niñas.

Las altas coberturas en niñas (>80%) reducen significativamente el riesgo de infección en los niños.

La vacuna contra el VPH es recomendada también para niños y se puede administrar según el esquema de vacunación de cada país.

No está claro si la inmunidad natural se desarrolla después de la primera infección por VPH. Hay evidencia que la infección por un determinado tipo de VPH puede proveer alguna protección para este mismo tipo, pero no para otros diferentes.

Por lo tanto, la vacuna contra el VPH provee inmunidad y es una herramienta fundamental para la prevencion del cáncer. La respuesta serológica después de la vacunación contra el VPH es mucho más fuerte que la respuesta después de la infección natural, lo que proporciona a las personas una sólida protección inmunológica a largo plazo contra el VPH.

Vacunación contra sarampión y rubéola

El sarampión y la rubéola son dos enfermedades virales altamente contagiosas que afectan principalmente a niños, pudiendo tener consecuencias graves en casos no tratados. El sarampión se caracteriza por síntomas como fiebre, sarpullido y complicaciones como ceguera y neumonía, mientras que la rubéola puede causar defectos congénitos y complicaciones durante el embarazo. La vacunación es fundamental para prevenir la propagación de estas enfermedades y proteger a la población, especialmente a los más vulnerables, como niños pequeños, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas.

Sarampión

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El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a los niños y se propaga a través de gotículas procedentes de la nariz, boca y faringe de las personas infectadas. Los síntomas iniciales, que suelen manifestarse entre 8 y 12 días después de la infección, incluyen fiebre alta, secreción nasal, enrojecimiento de los ojos y pequeñas manchas blancas en la parte interna de la mejilla. Posteriormente, aparece un sarpullido que comienza en la cara y cuello para luego extenderse gradualmente al resto del cuerpo. Aunque la mayoría de los pacientes se recuperan en 2 o 3 semanas, no existe un tratamiento específico para el sarampión. Sin embargo, esta enfermedad puede provocar complicaciones graves como ceguera, encefalitis, diarrea intensa, infecciones del oído y neumonía, especialmente en niños desnutridos y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Es crucial destacar que el sarampión es una enfermedad prevenible mediante la vacunación.
  • El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa que afecta sobre todo a los niños y puede causar severos problemas de salud, incluyendo diarrea intensa, infecciones de oído, ceguera, neumonía y encefalitis (inflamación del cerebro). Algunas de estas complicaciones pueden llevar a la muerte. Icono de sarampión

  • A nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños, pese a que existe una vacuna segura y eficaz para prevenirla. No existe ningún tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión.

  • Los casos graves son especialmente frecuentes en niños pequeños malnutridos, y sobre todo en los que su sistema inmunitario está debilitado. En poblaciones con altos niveles de malnutrición y falta de atención sanitaria adecuada, el sarampión puede llegar a matar al 10% de los casos.

  • Se transmite mediante gotas de aire de la nariz, boca, o garganta de una persona infectada. El virus presente en el aire o sobre superficies sigue siendo activo y contagioso por 2 horas.

  • Los síntomas suelen ser fiebre alta, rinorrea, tos, ojos llorosos y rojos, pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas, y erupción generalizada en todo el cuerpo.

Rubéola

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La rubéola es una enfermedad viral contagiosa que afecta principalmente a niños y se transmite a través de las vías respiratorias. Los síntomas suelen manifestarse entre 2 y 3 semanas después de la exposición. En los niños, la enfermedad suele ser leve, con fiebres bajas, náuseas y erupciones temporales, mientras que en adultos puede provocar artritis y dolores en las articulaciones. En el caso de infección durante el embarazo temprano, puede resultar en la muerte del feto o en el síndrome de rubéola congénita (SRC), que se caracteriza por defectos múltiples en órganos como el cerebro, corazón, ojos y oídos. Actualmente, no existe un tratamiento específico para la rubéola, por lo que la prevención a través de la vacunación es fundamental.
  • La rubéola es una infección vírica contagiosa, por lo general leve, que afecta principalmente a niños y adultos jóvenes, pero la infección en las mujeres embarazadas puede causar la muerte del feto o defectos congénitos en la forma de síndrome de rubéola congénita (SRC). Ésta puede dar lugar a discapacidad visual y auditiva, defectos cardíacos y otras discapacidades de por vida, incluyendo el autismo, la diabetes y la disfunción de la tiroides.

  • El virus de la rubéola se transmite por gotículas en el aire, cuando las personas infectadas estornudan o tosen.

  • No se dispone de un tratamiento específico para la rubéola, pero la enfermedad es prevenible con vacunas.

  • Antes de la vacunación masiva contra la rubéola, se estima que entre 16.000 y más de 20.000 niños nacían con el síndrome de la rubéola congénita cada año en América Latina y el Caribe.

  • Se calcula que cada año nacen en el mundo aproximadamente 110.000 niños con síndrome de rubéola congénita, la mayoría de ellos en el Sudeste Asiático y en África. En las Américas los últimos casos se reportaron en 2009.

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La hepatitis B es la irritación e hinchazón (inflamación) del hígado causada por la infección con el virus de la hepatitis B (VHB). Esta enfermedad se puede adquirir a través del contacto con sangre o fluidos corporales (como semen, flujos vaginales y saliva) de una persona infectada con el virus. Por lo tanto, es fundamental que el niño reciba la vacuna dentro de las primeras 12 horas después del nacimiento, ya que esto reduce el riesgo de transmisión de madre a hijo.

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis, altamente contagiosa. Estas bacterias ingresan a través de las vías respiratorias y alcanzan los pulmones, donde destruyen células encargadas de combatir infecciones y se multiplican. Si logran llegar al torrente sanguíneo, pueden infectar diversas partes del cuerpo, como los huesos, articulaciones, riñones, corazón, ganglios, intestinos, entre otros. Cuando infectan las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal (meninges), provocan la tuberculosis meníngea.

Es una enfermedad causada por la infección con el virus del polio, que afecta los nervios y causa parálisis total o parcial en las extremidades. Su transmisión puede ser por:

  • Contacto directo de persona infectada a persona sana.

  • Contacto con moco o flema de personas infectadas.

  • Contacto con materia fecal infectada.

El virus entra a través de la nariz y la boca, se multiplica en la garganta y en el tubo digestivo, para luego ser absorbido y diseminado a través de la sangre.

La difteria es una infección provocada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, que se transmite a través de las gotas respiratorias, como las generadas al toser o estornudar de una persona infectada, o incluso de alguien que sea portador de la bacteria sin presentar síntomas. Esta infección en la garganta forma una membrana de color gris a negro, dura y gruesa que puede obstruir las vías respiratorias. Una vez que la infección se establece, la bacteria libera toxinas peligrosas que se diseminan a través de la sangre hacia órganos como el corazón y el cerebro, causando daños. Factores como la aglomeración, la falta de higiene y la ausencia de vacunación pueden propiciar la propagación de la difteria.

La tosferina es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Bordetella pertussis, que afecta el sistema respiratorio y se manifiesta principalmente a través de tos intensa. La transmisión se produce de persona a persona, generalmente a través del aire al hablar o toser. Inicialmente, los síntomas son similares a los de un resfriado común, con secreción nasal, fiebre, estornudos, tos leve y lagrimeo; sin embargo, tras unas dos semanas, la tos se vuelve más fuerte, provocando episodios de ahogamiento y enrojecimiento de la piel debido a la falta de oxígeno, lo que genera angustia y fatiga en la persona afectada.

El tétanos es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Clostridium tetani, altamente resistente en el medio ambiente, capaz de subsistir sin oxígeno ni luz durante largos periodos en el suelo. Esta infección se adquiere a través de una herida contaminada con el microorganismo y no se transmite de persona a persona. Los síntomas característicos incluyen rigidez en la mandíbula, seguida de rigidez en el cuello, dificultad para tragar, rigidez en los músculos abdominales, sudoración y fiebre. La vacuna contra el tétanos se administra a niños, niñas y mujeres en edad fértil de 10 a 49 años, con el fin de proteger a sus futuros hijos del tétanos neonatal.

El Haemophilus influenzae tipo b (Hib) es una de las principales causas de infecciones bacterianas graves en niños pequeños. Este microorganismo puede provocar una variedad de enfermedades, como la meningitis (inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal), septicemia, neumonía, artritis, epiglotitis e infecciones en otras partes del cuerpo. La transmisión ocurre a través del contacto con secreciones nasales y faríngeas de una persona infectada. Los síntomas pueden incluir fiebre, vómitos, rigidez en el cuello o la espalda.

La infección intestinal causada por el virus del rotavirus provoca diarreas severas, principalmente en bebés y niños pequeños. Esta condición suele manifestarse con vómitos, fiebre y puede llevar a la deshidratación. Es importante tener en cuenta que la vacuna contra el rotavirus no protege contra la diarrea causada por otros microorganismos.

El neumococo es una bacteria que se transmite a través del contacto con personas infectadas o portadoras asintomáticas que la albergan en la nariz. Las infecciones por neumococo pueden variar en gravedad, desde leves hasta potencialmente graves. Entre las más comunes se encuentran la otitis, sinusitis, neumonía, sepsis y meningitis. Los síntomas suelen comenzar con síntomas similares a los de la gripe y pueden empeorar dependiendo del área afectada por la infección.

La influenza es una enfermedad respiratoria contagiosa causada por el virus de la influenza. Se conoce como influenza estacional debido a su recurrencia anual, especialmente durante los meses de lluvia. Este virus posee la capacidad de mutar, lo que desafía las defensas del cuerpo y requiere la creación de vacunas nuevas cada año para combatir las nuevas cepas. Los síntomas son similares a los de un resfriado común e incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular intenso, fatiga, tos seca, dolor o irritación de garganta y congestión nasal. En niños, es común que se presenten náuseas, vómitos y diarrea con mayor frecuencia que en adultos.

Es una enfermedad altamente contagiosa que se propaga a través del contacto directo con una persona infectada o por vía aérea, mediante las pequeñas gotas o secreciones expulsadas al hablar, estornudar o toser, las cuales pueden transmitir diversas infecciones. Uno de los síntomas característicos del sarampión son las manchas de Koplik, unas manchas blancas que aparecen en la parte interna de las mejillas alrededor de cuatro o cinco días después del inicio de la enfermedad. Esta afección se manifiesta con fiebre de hasta 40°C, secreción nasal acuosa, malestar general, sensibilidad a la luz, tos seca, ojos llorosos y, posteriormente, se observan manchas de color rojizo detrás de las orejas que se extienden por brazos y piernas, para luego propagarse hacia el abdomen y la espalda.

Es una infección contagiosa que provoca la inflamación dolorosa de las glándulas salivales. Aunque esta enfermedad puede desarrollarse a cualquier edad, suele afectar principalmente a niños y adolescentes de entre 5 y 15 años, siendo menos común en menores de 2 años. Inicialmente se manifiesta con dolor, hinchazón y endurecimiento en la zona entre el lóbulo de la oreja y la mandíbula. Si no se trata adecuadamente, puede ocasionar complicaciones en otros órganos como los testículos, senos, ovarios, membranas cerebrales, corazón y articulaciones.

Es una infección contagiosa que presenta síntomas leves como malestar general, fiebre, enrojecimiento de los ojos, dolor de garganta, inflamación de los ganglios del cuello, dolor en las articulaciones y erupciones de color rosado en la piel. Estas erupciones comienzan en la cabeza y avanzan hacia los pies, siendo más intensas en el tronco, sin provocar picazón ni molestias, y suelen desaparecer en pocos días. Aunque la rubeola es menos contagiosa que el sarampión y muchos niños no llegan a contagiarse, es una enfermedad grave, especialmente para las mujeres embarazadas. Una mujer infectada durante los primeros 4 meses de embarazo corre el riesgo de aborto, dar a luz un bebé fallecido o con defectos congénitos graves, como pérdida de la visión, audición y problemas cardíacos. La transmisión de esta enfermedad ocurre a través de estornudos, tos, contacto con superficies y objetos contaminados (como pañuelos, vasos) o mediante el contacto con las manos.

Es una infección transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Cuando este mosquito pica a un humano infectado, puede transmitir el virus. Esta enfermedad es altamente letal, con pocos casos conocidos de supervivencia. Los síntomas incluyen dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, fiebre, sensación de sofoco, falta de apetito, vómitos y coloración amarillenta en la piel debido al daño hepático. Además, puede causar daño en los riñones, corazón, hemorragias, pérdida de la conciencia y coma.

Es una enfermedad altamente contagiosa que causa la inflamación e irritación del hígado debido a la infección con el virus de la hepatitis A. Este virus se encuentra principalmente en la materia fecal y la sangre de una persona infectada, aproximadamente de 15 a 45 días antes de que aparezcan los síntomas y durante la primera semana de la enfermedad. La transmisión se produce al consumir alimentos o agua contaminados por materia fecal infectada. Asimismo, si una persona con hepatitis A no se lava las manos adecuadamente después de ir al baño y toca objetos o alimentos, puede propagar la enfermedad. Los síntomas incluyen orina oscura, fatiga, falta de apetito, fiebre leve, náuseas, vómitos, heces de color claro, piel amarillenta y dolor en la parte superior derecha del abdomen.

Son virus comunes que pueden provocar verrugas. Se conocen más de 100 tipos de Virus del Papiloma Humano (VPH). La mayoría son inofensivos, pero aproximadamente 30 de ellos están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino. La vacuna actualmente distribuida en el país brinda protección contra los tipos 6 y 11, que están asociados con la formación de verrugas dolorosas y altamente contagiosas, así como contra los tipos 16 y 18, que pueden provocar lesiones cancerosas.